martes, 15 de julio de 2014

Todo vale, pero planifícate

La decoración de interiores es un arte, por tanto, aunque existen premisas o principios básicos, la verdad es que toooodo vale. Solo basta que quien vaya a habitar o utilizar el espacio a decorar, se sienta a gusto –estética y utilitariamente hablando- en ese lugar… Pero seamos sinceros, difícilmente se arregle un espacio para una sola persona, y a partir el asunto se complica, pues se tratará de complacerá a dos o más, lo que significan gustos e intereses diferentes.
Además de ello hay que tener en cuenta, el espacio como tal, las tendencias –especialmente cuando se trate de un área social o pública-, los recursos disponibles, el uso, etc. En todo caso, antes de volverse locos comprando pinturas, muebles, accesorios, telas y demás, el primer paso es tener claro cuál es el área a decorar, cuál será su utilidad, quiénes lo habitarán y, claro está, el presupuesto que tienes para ello. A partir de allí viene un proceso de planificación: tomar medidas, hacer un inventario de los materiales, herramientas y tiempo del que se dispone para decorar el lugar en cuestión.
Esto lo aprendí de la manera difícil, pues me sucedió  en diversas oportunidades que salí a ver tiendas, a alguna exposición del mueble o buscando algún implemento para la casa, ví algo que me enloqueció: el clásico "Ay, se parece a mi", a buen precio y, sin pensar en nada, lo compré... Y adivinen qué, no cabía en el sitio al que iba destinado, era poco práctico o no combinaba con absolutamente nada más en mi casa. resultado: pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero.
Afortunadamente aprendí de mis errores y entendí que para lograr un lugar armónico hay que plantearse una estrategia, ver desde cero e  lugar y verificar lo que necesitas. Ahora salgo siempre con una cinta métrica, una libreta para anotar y una idea básica de que tengo y que necesito... y no compro lo primero que encuentro, aunque claro. Ciertamente hay elementos que debemos adquirir en el momento o pierdes la oportunidad, pero es algo con lo que puede uno arriesgarse en términos de objetos pequeños, nada de grandes muebles o cajas de productos que no tienes idea de donde vas a colocar, a menos que cuentes con un depósito para guardar objetos de grandes dimensiones.




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